Desde los 13 años Jimena Brienza revoloteaba por el jardín que en 1995 había creado su mamá y otra maestra en el barrio de Carrasco, en Montevideo. Hoy es la directora de «Imagínate«, una institución educativa que tiene los niveles Maternal, Inicial y Primaria, esperando la oportunidad para seguir con el Liceo, cuyo proyecto ya está escrito. Empezó colaborando en las actividades de taller y recreación, hasta que decidió estudiar Magisterio. En 2010, habiendo pasado por todos los roles, ya lideraba el proyecto que hoy aloja a 140 niños y niñas.
«Esa experiencia me permite hablar con propiedad y entender al equipo», me cuenta durante nuestra entrevista una mañana de septiembre. Nos conocimos porque forma parte de la Red de Educación Transformadora de Uruguay. Es una de las escuelas que adoptó las ideas de la Pedagooogía 3000® en ese país. «Siempre me permití experimentar, hacer, y después terminaba constatando eso en lo que estudiaba. Confiar en esa intuición me lleva por buenos lugares, y lo que las familias nos devuelven es muy bueno».
Relacionamiento, autoformación y Pedagooogía 3000
«Cuestionamos mucho las miradas jerárquicas en la labor de equipo. Por eso en un principio llamamos a una consultora externa que nos ayudara con el relacionamiento docente, a sanar cuestiones de vinculación y comunicación que para mí eran esenciales», describe Jimena.
Hoy reconocen tres pilares que sostienen toda la actividad diaria: la Pedagooogía 3000 y los programas «Escuelas con alma» y «Aulas felices». «Una psicóloga me acompaña en el seguimiento del equipo; el cuidado hace toda la diferencia. Porque los docentes no vienen formados para el trabajo personal, algunos más y otros menos. Sin embargo, siempre rescatamos la impronta y talentos de cada uno y acompañamos su proceso individual en nuestra escuela».
«En 2011 conocimos Pedagooogía 3000, cuando el colegio INCRE trajo a Noemí Paymal a Uruguay. Es por ahí, pensé. Hasta ese momento no teníamos un marco pedagógico particular, y aún hoy no nos «casamos» con ninguno. Hacemos una construcción permanente, cuando nos vamos sintiendo seguros lo adaptamos en la planificación como cada equipo puede. Nuestra actitud es de apertura y dinamismo. Acompañamos a los docentes que vayan pudiendo permitirse lo que la currícula y la inspección piden haciendo cosas distintas. Trabajamos desde la triada sentir, hacer, pensar. Hacemos hincapié en que los conocimientos partan del juego, de la exploración, y partir de ahí los chicos traigan las motivaciones que tienen y descubran lo que les interesa. Y en cada grupo esa dinámica es diferente», explica.
«Como funcionamos en dos edificios separados, muchas veces los chicos más grandes van a hacer alguna actividad o buscar información y vuelven. Si bien eso complejiza un poco el funcionamiento, genera que andemos mucho por el barrio. También incentivamos que los grupos no se aferren a su sala, sino que vayan apropiándose de los diferentes espacios. Si bien tienen maestros referentes, van rotando grupalmente y esto de moverse genera lindas dinámicas. En Primaria rotan por las salas, el comedor, el patio, el club donde vamos a hacer gimnasia».
En 2017 implementaron el programa español «Aulas felices», apoyado en la psicología positiva para hacer prevención emocional. «Las habilidades, las fortalezas, están metidas en todo lo que hacemos. Cada grupo trabaja alguna, como la trascendencia, la humildad, la moderación. La atención plena, la comunicación asertiva, los cuatro acuerdos, la comunicación no violenta hacen que los conflictos cotidianos no se agraven, porque se atienden en el momento en que aparecen. No sentimos que sea una pérdida de tiempo».
Imagínate trata de romper esa línea divisoria que pareciera existir entre lo que pasa en casa y lo que pasa en la escuela. «Buscamos que las familias entiendan de qué va nuestro proyecto. Por eso solemos hacer un abordaje mensual de alguna propuesta junto a ellas. Pueden ser talleres o cosas que los chicos mismos llevan a sus casas: más que tarea tratamos de que vayan con propuestas vivenciales para la casa. Hace poco lo hicimos en clases y lo llevaron a su casa: tomar el pulso, hacerse masajes, mirarse a los ojos, todo con la idea de fomentar la conexión».
Escuela sin notas
Imagínate no pone notas numéricas a sus estudiantes. «Hacemos evaluaciones cualitativas escritas a mitad y a fin de año. Devolvemos como equipo lo que sentimos que son las potencialidades y desafíos de cada cual. Ellos, estudiantes y familias, nos dan un feedback. No ponemos números, sino que evaluamos con la mirada puesta en los siete pétalos que propone la Pedagooogía 3000. Trascendimos el miedo a la autoridad y en cambio asumimos la responsabilidad de lo que hacemos en la escuela».
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