Crearon «salas de escape» virtuales para los adolescentes de Río Negro que salieron de la escuela

Las autoridades educativas reaccionaron de distintas maneras ante la paulatina deserción escolar que provocó la pandemia por COVID-19. La idea que tuvieron las de Río Negro parece un guiño, un juego de palabras: crearon salas de escape para los chicos y las chicas que, precisamente, dejaron de asistir a clases durante 2020. El Ministerio de Educación de Río Negro, con apoyo del Ministerio nacional, creó el «Festival Puentes» con el objetivo de «reconectar con los chicos y chicas que dejaron la escuela o que debilitaron su vínculo», me cuenta Cora Alfiz, vocera de un proyecto particular que destaca por su creatividad. Se trata de 4 «escape rooms«, como se conoce en inglés al popular juego de encerrarse en un lugar para intentar salir en el menor tiempo posible siguiendo las pistas dadas.

En este caso, son virtuales, lo que permitirá conectarse desde distintas partes de la provincia. El acceso a las salas es gratuito, para jóvenes que residan en Río Negro y tengan entre 12 y 18 años (no necesitan estar inscriptos en una escuela). El recorrido de cada sala es de 5 encuentros a partir de la semana del 24 de enero próximo. Hay que inscribirse para participar en la web https://festivalpuentes.educacionrionegro.edu.ar/new/index.php.

«De manera consciente creamos una propuesta educativa alternativa a la escuela. Y estamos disponibles para ayudar si el o la joven plantea una situación compleja que requiera alguna intervención, como violencia, falta de colectividad o dispositivo, alguna cuestión familiar, etc.», me explica Alfiz, que es parte del equipo de creación de contenidos educativos HERN (Haciendo Escuela Río Negro).

La idea de las salas de escape es inédita en Argentina para un servicio público. Se trabajó con un equipo de guionistas, diseñadores, programadores y músicos, y todo el desarrollo se ejecutó en pareja pedagógica. Dentro del panorama mundial, la propuesta se inscribe en la tendencia a la «gamificación» de la enseñanza (pueden leer una nota sobre eso acá).

Para la mirada más amplia de la educación que cultivo hace años, se trata nada más y nada menos del poder de la educación no formal. Cuando tanto los adultos como los niños se se relajan y operan sin el corset escolar, grandes cosas pueden suceder. La frontera mental y ficticia creada por los Estados entre la educación formal y la no formal no contribuye en absoluto a crear sinergia de recursos humanos y materiales. La creatividad puesta para recuperar a los que abandonan bien podría estar disponible siempre. Para mí, está claro que los estudiantes no escapan del aprendizaje: escapan de la escuela.

Estos sos cuatro «escape room» que podrán explorar los adolescentes rionegrinos desde el 24 de enero:

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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