Boris Mir en Argentina: “Tenemos 300 estudiantes y 300 curriculums”

El profesor Boris Mir dirige el Instituto Angeleta Ferrer, un secundario público en Barcelona que forma parte de una red de 35 en Catalunya que es heredera del programa “Escola Nova 21” iniciado hace 20 años. En este tiempo, sostuvieron sus prácticas. “No queremos ser alternativos. Somos colegios normales, pero de avanzada, del futuro. Que depende de tu optimismo, se puede lograr en 5, 10 o 15 años”, aclaró al inicio de su presentación en la legislatura de Buenos Aires el lunes pasado.

«El Escola Nova 21 ayudaba a mover a los coles tradicionales a algo más avanzado y personalizado, y de allí quedaron un conjunto de colegios que querían seguir resistiendo la normativa que impone notas y materias. El Angela Ferrer es la punta de lanza, el más atrevido y el más loco. Pero también forman parte la Escola Congres Indians, el Maquinista, Sagrer, Octavio Paz, Matadepera, Virolai y Les Vinyes, entre otros, todos ellos con espacios flexibles de aprendizaje autodirigido”, explica. Del último fue su director durante su proceso de transformación hace veinte años. De allí proviene su experiencia concreta de que el cambio educativo es posible.

Como ejemplo, nos muestra el calendario semanal de su colegio. En una semana hay 4 bloques delimitados de 90 minutos: Proyectos de STEAM y humanísticos, Itinerario Personal de Aprendizaje y Círculo de palabra. Los proyectos duran tres meses y los temas son elegidos por los estudiantes.

Nos da ejemplos de ABP: recoger la historia oral de nuestras abuelas, escribir e ilustrar un libro, construir una embarcación. “Tenemos 300 estudiantes y 300 curriculums. Hay partes donde la modalidad es más de taller y otras de laboratorio, depende lo que estén haciendo. Producto de esta educación basada en habilidades, competencias e intereses personales, lo que sucede es que los chicos crean productos culturales de alta complejidad. Y entonces los compartimos con la comunidad, que en general está ávida por verlos”.

Todos los profes intentan poner su contenido en los proyectos. Por ejemplo, vamos a meter historia medieval española en el proyecto sobre la caza de brujas. Pero no: entra el contenido que tenga sentido para lo que estamos creando. Asumimos que dentro del proyecto habrá algunos saberes y otros no. Y si un profe quiere enseñar ortografía porque ve que hace falta, ¡que enseñe ortografía! No hagan un proyecto para que la aprendan, enséñenla directamente. Y basta de hablar de habilidades blandas y duras. Las hay de orden superior cognitivo, hay pensamiento creativo, hay imaginación con implementación”, resume con ironía.

Me parece escuchar el rumor del cerebro de los presentes. La pregunta no tarda en llegar: ¿pero dónde encaja el curriculum? En las 10 horas semanales de itinerario personalizado. “El estudiante profundiza lo que considera que necesita, y los profesores le muestran cuando consideran que lo que le gusta no siempre es lo que necesita”, define Mir. “Puede que alguien estudie inglés para agradar a la madre, y eso puede ser un buen incentivo, pero a la larga el objetivo es trabajar eso, que no dependan de una actitud de vigilancia. Cuando decide seguir el Bachillerato porque quiere ir a la Universidad, ¿qué mejor proyecto que aprender lo que va a necesitar para el ingreso?”, explica (en España sólo la ESO es obligatoria, hasta los 16).

Aprendizaje servicio, justicia reparativa y evaluación formativa

También hay aprendizaje-servicio dentro de la escuela: la biblioteca la atienden los estudiantes y hasta reparan sus muebles y materiales. “Pero dentro del horario escolar, no después”, aclara una vez más. Los chicos y chicas entran a las 8 y salen a las 4. Hay desayuno y almuerzo.

“No hay castigo, somos un grupo y nos cuidamos. Resolvemos los conflictos con la práctica restaurativa. La evaluación es formativa: no hay notas ni números, sino un día de autoevaluación trimestral donde asisten compañeros, un panel de profesores y hasta puedes invitar a tus padres. Ponemos un número al final sólo por el requisito legal del sistema”, describe.

Formación docente dentro de los colegios

Cualquier docente puede formarse dentro de los colegios de la red. Hay visitas de un día, inmersiones de 4 días, un curso de tres meses y un curso completo para docentes de excelencia que van a salir a replicar el modelo en otras escuelas. Igual que los estudiantes, tienen plan de formación personalizado. “Puede que uno venga muy verde en círculos de palabra y otro en evaluación formativa. Es un método super inmersivo, donde ya llegas y trabajas con chicos”, asegura.

“Además, como hay alguna cosa que cada colegio hace muy bien, organizamos seminarios durante el año para aprender eso”. No competimos, colaboramos. Inclusiva personalizada y competencial del aprendizaje. ¿Cuáles fueron los mayores desafíos?, pregunta Melania Ottaviano, actual coordinadora nacional de Modalidades Educativas.

Quizás lo más difícil es dejar de hacer cosas, porque siempre estamos metiendo cosas. Cuando empezamos con este cambio todavía teníamos notas, había asignaturas y se podía repetir curso. El reto era mejorar eso, llevar a su máximo desarrollo lo que sabíamos sobre educación. ¿Qué produce el aprendizaje más profundo? Y luego se trató de sostener. Los que más aprendemos somos nosotros, los adultos. Ahora, nuestro siguiente reto es que en Bachillerato los estudiantes dirijan el colegio. Para irlos preparando, en este momento hay estudiantes que están en el momento de la planificación y diseño de los proyectos y las clases para que den su opinión”.

Es unánime que los profesores necesitan horas pagas para el diseño y planificación. “En toda España tienen 20 horas con estudiantes y 5 sin ellos”, informa Mir.

Mis preguntas para Boris

-En Argentina hay algunas escuelas así. Pero a veces sucede que los docentes de otras escuelas resisten estos modelos que consideran “paralelos”, puede haber una resistencia. ¿Pasa allá también?
-Bueno, sí, puede ocurrir. Lo que pasa es que nuestro planteamiento nunca es ir en contra del colegio tradicional. Vamos a favor de un modelo diferente. Entonces, si ustedes consideran que su modelo más clásico, de experiencia académica, funciona, pues maravilloso. Nosotros tratamos de construir la cosa que nos parece mejor, la más adecuada, la más inclusiva, la más respetuosa y la que saca lo mejor de cada persona, pero no pensamos que tenga que ser el modelo para los demás. Promovemos la cultura del esfuerzo con sentido, porque si no tiene sentido lo que haces, el esfuerzo es muy artificial. Entonces sí, en Cataluña siempre hay este debate de si estos colegios son normales, pero de hecho hay una creciente demanda social de este tipo de colegios. No son alternativos: no nos consideramos como los modelos de Summerhill o Montessori. Somos un colegio normal. Sencillamente, hacemos lo que creemos que acabará pasando con todos en un futuro, quizás un poco cándidamente: será más inclusivo, más respetuoso, más abierto y la experiencia será más profunda.

-Cuando cambia un gobierno, ¿impone cambios?
-Hay siempre una tendencia a minusvalorar lo que hizo el anterior y a poner su sello cuando hay cambio político. Si uno puso tecnología, el otro lo quita; si uno puso aprendizaje cooperativo el otro lo quita. Es parte del juego creo y nosotros intentamos colaborar siempre con la administración que hay. A veces nuestro trabajo se vuelve un poco más, digamos, interior, y a veces más macro. Hay momentos en que lo que nosotros hacemos es la punta de lanza y otros en los que parece que somos la resistencia.

-¿La financiación para esta red de colegios es la misma que para el resto?
-Sí, es la misma. No nos interesa tanto de dónde vienen los fondos, sino si el modelo es inclusivo, competencial, basado en habilidades, de desarrollo humano.

-¿Hay empresas privadas que colaboren, que participen de una financiación mixta?
-No, no se hace en España dentro del sistema público. Pero sí trabajamos con lo que llamamos socios comunitarios, que son las personas de nuestro entorno, y en algún caso puede ser que alguno sea una empresa.

-¿Tenés hijos? ¿Van a este tipo de colegios?
-Sí, tengo cuatro hijos. No, porque son mayores y porque prefiero que no vayan a la misma escuela donde soy profesor; mi mujer también lo es. Nosotros hemos luchado siempre por la educación pública y en la escuela del lugar donde vivimos, para que tengan sus colegas cerca. Y compensamos alguna cosa que haga falta con mi esposa. Sí los hubiera llevado a colegios de la red si hubieran sido los de nuestro barrio.

Contacto con Boris Mir: https://boris.lamiradapedagogica.net/

De izq. a der.: Bianchi, Mir, Kienast (anfitriona) y Ottaviano.

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