Desde hace treinta años, María Gabriela Albuja Izurieta y José María Vacacela Guzmán se dedican al aprendizaje autodirigido en el valle de Saraguro, donde viven y criaron a sus hijos/as. Defienden y practican una mirada educativa que hoy se resume como el respeto a los procesos de vida, y que intenta superar la estrechez de miras que suele implicar una visión exclusivamente pedagógica. Aprendieron y adoptaron ese enfoque en la famosa Fundación Pestalozzi, más conocida en el mundo de las escuelas alternativas como «El Pesta», inspirador aun de proyectos y escuelas similares en el mundo de habla hispana.
La pareja dio vida a Inka Samana, la escuela donde los y las estudiantes diseñaban sus recorridos de aprendizaje junto a adultos entrenados en la observación, el aliento del interés intrínseco y el trabajo comunitario. Fueron reconocidos oficialmente y la educación pública ecuatoriana abrazó el proyecto durante 25 años bajo el nombre «Unidad Educativa Experimental Activa Intercultural Trilingue». El sueño terminó abruptamente cuando el presidente Rafael Correa implementó un plan único para todas las escuelas. Una gran paradoja para un gobernante que se autoproclamaba multicultural indígena, cerrar la escuela más innovadora y gratuita de su país.
Pero José María y María Gabriela no se rindieron. Empezaron de nuevo en 2016, en un espacio cedido mientras intentaban construir el propio. Lo llamaron Yachay Kawsay, una nueva comunidad educativa a fuerza de ayni, como se conoce en el mundo andino al trabajo comunitario y recíproco, que hoy congrega a 20 niños y niñas. Entre enero y marzo pasado, un invierno devastador de lluvias destruyó la escuela. Desde entonces, lanzaron una campaña de solidaridad internacional para construir la nueva infraestructura y equiparla con materiales. «Todo tipo de ayuda es válida y bienvenida: pueden ser materiales de construcción, didácticos, juegos, laboratorios, equipos tecnológicos», nos contó José María. Ambos ofrecieron una conferencia en Argentina en 2012 y forman parte de una red local de proyectos, Mushuk Away, y de una gran red latinoamericana de educación transformadora.
Para ayudar desde otros países, éste es el enlace a la campaña de recaudación de fondos para reconstruir Yachay Kawsay: https://www.hazvaca.com/campaign/nosquedamossinescuela?fbclid=IwAR2XpHkE4tqWIORtYXJznXISf7eGy-pk4X8nFOwWC7gTQfUi-38qoJytk6M
Esta es la página de la escuela comunitaria Yachay Kawsay: https://www.facebook.com/Inka-Samana-antes-ahora-Yachay-Kawsay-101245569927872. Correos de contacto: yachaykawsay.info@gmail.com / magalbuja@gmail.com
Y este texto refleja la opinión frente al cierre de Inka Samana de la ex ministra de Educación del Ecuador, Rosa María Torres: https://otra-educacion.blogspot.com/2016/11/ecuador-el-cierre-de-la-escuela-comunitaria-Inka-Samana.html
Gracias Dolo querida por cada palabra de tu artículo. Tierra Fértil de Argentina y Yachay Kawsay son experiencias hermanas y hermanadas. Les dejo este artículo lleno de amor de Dolores Built en su blog en el que tiene artículos que dan a conocer la posibilidad que tenemos todxs de transformar la escuela o de prescindirla para el aprendizaje autónomo de niñxs y jóvenes acompañadxs por la incondicionalidad de sus padres y madres.