A pocos días de celebrarse el Día Internacional de la Educación en la Naturaleza -el 3 de mayo-, conversé con Guadalupe Antao Cortez, recién llegada de una capacitación en la reserva de Montour en Danville, Pennsylvania, Estados Unidos. Ella es argentina y fundadora de la Organización de Escuelas Bosque de Sudamérica, además de directora del capítulo sudamericano del Forest School Teacher Institute.
-¿Creés que hay un enfoque europeo y otro americano de Escuela Bosque, ves diferencias?
-En esencia la pedagogía de Escuela Bosque y los principios fundamentales que la rigen son únicos, y por ende lo que podemos observar en ellas es muy similar en cualquier parte del mundo. Sí encontramos diferencias respecto del aporte que hace el contexto específico en el cual estamos inmersos. Como el aprendizaje allí es contextual, si bien los maestros nos valemos de materiales didácticos, es la naturaleza que nos rodea y sus procesos la que guía la experiencia educativa.
Entonces, lo que creo que existe son adaptaciones de la pedagogía a cada entorno donde trabajamos. Escuelas Bosque existen en centros urbanos, en bosques, en playas. Y podemos encontrar experiencias similares en Bariloche y Barcelona, o en Sudáfrica y México.
-Estuviste unos días para capacitarte en Estados Unidos. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Del 13 al 19 de abril tuve la oportunidad de participar de una formación en liderazgo para maestras/os de Escuela Bosque en el estado de Pennsylvania, de la mano del Forest School Teacher Institute, el cual represento en la región de Sudamérica.
Compartimos una semana de entrenamiento donde visitamos diferentes sitios de Escuelas Bosque, pudimos observar a las infancias directamente, compartir experiencias con otros educadores y seguir capacitándonos de la mano de expertos en la materia y también naturalistas.
En lo personal, fue una experiencia sumamente enriquecedora e inspiradora para continuar trabajando en la difusión de los principios de esta maravillosa pedagogía con nuestra organización.

Guadalupe junto a Jean Lomino, Fundadora del Forest School Teacher Institute y de la primera Escuela Bosque del estado de Tennesse.
-¿Creés que la mirada pedagógica que propone la Escuela Bosque tiene un límite de edad?
-No. Creo que es aplicable en todos los niveles, y existen experiencias educativas de esta índole en muchos países con probados beneficios para todos los rangos etáreos. Las primeras prácticas de los orígenes, allá en Dinamarca por los años ‘50, si estaban limitadas a la primera infancia en general.
En mi opinión, relacionamos una pedagogía que se basa en el juego y la exploración libre con los primeros años de vida; pero lo cierto es que hasta los adultos aprendemos mejor en este tipo de entornos, donde podemos ser guías del propio proceso de aprendizaje. Aquellos países donde la pedagogía está más madura y establecida socialmente, las Escuelas Bosque abarcan todos los niveles.
-¿Considerás que estas escuelas prosperan más en los países donde la educación en casa está permitida y, como consecuencia, más liberados los métodos y la currícula escolar?
-Sin dudas, los países con una fuerte cultura de homeschool son terreno fértil para el florecimiento de pedagogías como la de Escuela Bosque. Sin embargo, no es privativo de ellos. En países con currícula más dura, como Brasil, también se ha ido trabajando con la incorporación de esta pedagogía en el ámbito de las escuelas públicas.
Hay un trabajo enorme por hacer, aquí en Argentina, por ejemplo, y es el de integrar la pedagogía con la currícula existente. Por eso es importante el rol que tiene la capacitación para que los educadores de hoy puedan traer las herramientas pedagógicas de las Escuelas Bosque y aplicarlas al sistema educativo tradicional.
-Un certificado de formación en Escuela Bosque hoy, ¿habilita oportunidades laborales, además de ampliar la perspectiva de quien lo hace?
-Sin dudas. La pedagogía está empezando a dar sus primeros pasos en la mayoría de los países de nuestra región. Por eso, quienes se capaciten en ella, además de nutrirse con nuevas herramientas pedagógicas para su trabajo como educadores, tendrán la oportunidad de ser pioneros en la materia. Estoy convencida de que el movimiento de Escuelas Bosque crecerá exponencialmente en nuestra región, de la misma manera que lo hizo primero en Europa y luego en Estados Unidos. Quienes cuenten con una certificación como la que ofrecemos desde la Organización de Escuelas Bosque de Sudamérica, en conjunto con el Forest School Teacher Institute, contarán con una ventaja competitiva a la hora de nuevas oportunidades laborales.
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